Sobre el borde de la bahía del puerto de San Antonio, en el Litoral Central de Chile, yace este barco pesquero que alguna vez surcó gallardo los mares de nuestro territorio. Después de muchos años, de innumerables y apasionantes jornadas nocturnas en altamar, fue, finalmente, dado de baja.
Ahora es un recuerdo, que descansa para siempre, a la espera de su muerte total. Cuantas historias se habrán tejido en aquella cubierta. Cuantos relatos de viejos pescadores podrían ser escuchados. Este pintor tuvo el privilegio de subir a esas cubiertas y compartir con estos rudos, pero generosos y amables hombres de mar. Sus caras ,curtidas por el viento,el agua salada y el frio, saben sin embargo, sonreir y compartir la alegría de una jornada de pesca. Son personajes del Litoral, que forman parte de un genuino patrimonio de nuestra sociedad.
Los transeuntes, pasan indiferentes a pocos metros de este viejo pesquero, sin prestarle mayor atención. Tal vez, mas de alguno habrá saboreado un apetecido congrio o una sabrosa corvina atrapada por sus redes. Ahora, su quilla envejecida, ya nunca más podrá tocar el mar. Su estructura, está siendo desmantelada implacablemente por los infaltables depredadores humanos. Un dia, desaparecerá por completo. Es la ley inevitable de la existencia.
