Después de un desastre natural como el terremoto del 27 de febrero, podemos darnos cuenta lo insignificantes que somos frente al devastador desborde de un fenómeno impredecible.
Sin embargo, a pesar del terrible daño que la Naturaleza puede causarnos, luego viene la calma,la quietud y nos entrega su belleza y también sus bondades.
Tal vez, en algún futuro que no podemos precisar, la madre Naturaleza se levantará de nuevo y castigará al ser humano, como si quisiera recordarle que debemos cuidarla y preservarla.
Por ahora, viene la calma y la reconstrucción. Debemos ser fuertes y luchadores y superar este mal momento... Son los ciclos inevitables de la existencia...
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